sábado, 12 de noviembre de 2011

No a la megamineria a cielo abierto

Se le llama minería a cielo abierto al proceso de explotación minera que no es realizado en galerías subterráneas, sino en la superficie de la tierra.

Para sacar los minerales de estos yacimientos, se remueve gran cantidad de tierra con maquinaria y explosivos, creando inmensos cráteres que pueden llegar a ocupar más de 100 hectáreas y normalmente alcanzan de 200 metros a 800 metros de profundidad (En Rusia hay una mina a cielo abierto de diamantes que llegó a los 1200 metros). A menudo se construyen rampas en forma de espiral para que puedan subir los camiones con el mineral desde el fondo del yacimiento.

Los cráteres se agrandan cada vez más, hasta que la empresa deja de explotar el yacimiento por considerar que ya no resulta rentable.

En Argentina, la explotación minera comenzó en la década de los noventa, por parte de empresas extranjeras concesionarias. Actualmente se halla en expansión y mueve grandes cantidades de dinero, de las cuales el estado recibe el 3_.

La Ley de Inversiones Mineras, el Código de Minería, el Acuerdo Federal Minero y la Ley de Protección Ambiental fueron creados para garantizar las inversiones de numerosas multinacionales, a las que se recibió con los brazos abiertos aún cuando habían sido acusadas de contaminar en sus países de origen.

La explotación minera a cielo abierto no es autosustentable y no concede ningún beneficio real a la sociedad. Es un método de enriquecimiento rápido por parte de los empresarios que ataca directamente el bienestar a corto y largo plazo de los habitantes de la región y de su flora y fauna.
Quienes apoyan a la minería a cielo abierto piensan solo en su propio beneficio, sin darse cuenta de que (excepto para el alto mando de las empresas) este es ilusorio. Los mismos obreros que protestan por sus fuentes de trabajo bien pueden acabar padeciendo una afección pulmonar en pocos meses a cambio de un sueldo que no bastaría para cubrir sus gastos médicos. Además, no tienen en cuenta la gran cantidad de personas que van siendo lentamente envenenadas, sin ser conscientes de ello, por causa del proceso del que ellos forman parte, ni de los miles de litros de agua dulce que las plantas mineras utilizan y contaminan.

Si las leyes protegieran adecuadamente a la población y las empresas mineras tuvieran mayor conciencia social, probablemente se podría evitar buena parte de los impactos de la minería a cielo abierto, pero justamente por la facilidad con la que pueden operar que estas empresas han decidido venir a nuestro país.


Basta de pagar a las grandes industrias para que destruyan nuestro suelos, contaminando el ambiente.Basta de dejar que se lleven nuestros minerales.

 

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